martes, 20 de junio de 2017

En el concierto - I



                 Hacía calor y la noche empezaba a caer, cosa que todos los asistentes al festival agradecieron después de todo el día bailando bajo el sol. De vez en cuando desde el escenario algún tipo pasaba unos minutos echando agua de un lado a otro con una manguera. Todo el público levantaba los brazos en señal de agradecimiento y pedían más agua que les refrescara de aquel calor del mes de julio.

             Uno de los grupos terminó su actuación y los siguientes se preparaban respirando hondo, repasando letras, hablando entre ellos y tomando alguna que otra cerveza bien fría para combatir ellos también el bochorno del comienzo del verano.


               Mientras, a pie de escenario varios grupos de personas descansaban sentados en el suelo, bebían también cualquier cosa que estuviera fría, charlaban animadamente y se reían de todo esperando que el próximo grupo saliera a actuar.

            Ana se encontraba muy cerca del escenario y cuando miró el plan de actuaciones para esa tarde comprobó que no conocía al siguiente grupo que iba a tocar a continuación. Pensó que descubrir grupos nuevos en directo siempre era mejor que hacerlo por la radio. Pasaron unos minutos hasta que el presentador salió de nuevo, micrófono en mano para anunciar que volvieran a tomar todos posiciones porque el siguiente grupo venía fuerte y según decía los haría saltar y cantar como ninguno otro lo había hecho; le entró la curiosidad, no se sabía las canciones pero siempre podía saltar y bailar que al fin y al cabo de eso se trataba, de pasarlo bien.

       Alguna de sus amigas dijo que era un grupo muy bueno y que el batería la traía loca por lo guapo que era. Pero no fue el batería quien llamó la atención de Ana si no la voz del grupo.

                El vocalista que sonreía según salía al escenario seguido del resto de componentes que saludando al público tomaron posición para empezar a tocar, ajustó el micrófono en medio del escenario sin dejar de mirar a todos como si estuviera analizando la situación sobre la cantidad de gente que se había congregado para escucharles tocar.

               Observaba con atención sus movimientos, el pelo rizado le caía sobre los hombros y le llegaba casi a la cintura, negro como el azabache y con un brillo precioso. Vestía de negro como casi todos los grupos que habían tocado aquel día y estaba suficientemente cerca como para ver que la forma de sus labios era increíblemente bonita.

                      Antes de empezar la música le vio sonreír y ponerse serio de repente, mirando muy fijo a un punto lejano y abriendo los brazos hasta el punto de quedarse haciendo la forma de la cruz. Era la señal para que el resto del grupo supiera que estaba preparado y podían empezar a tocar pero a ella, le pareció un gesto muy original para un comienzo de actuación.

                   El batería dio unos compases y el guitarrista le siguió al momento arrancando gritos y aplausos de todos los que estaban allí, muchos de ellos porque reconocieron la canción y la seguían el ritmo esperando para cantar al mismo tiempo que Aamon, como se hacía llamar vocalista, había empezado a moverse por el escenario y movía la cabeza al compás de la batería, levantando los brazos y llegando de nuevo a la altura del micrófono.

              Su voz explotó en los enormes altavoces a la vez la de los cientos de asistentes, una voz gutural y ronca que mantuvo durante más de 15 segundos en un comienzo de canción espectacular, y Ana observó como toda su piel se erizaba, no se esperaba algo así.

              Ella bailaba y se movía siguiendo la música y acompañando a sus amigas que cantaban letra a letra esa canción, gritando piropos al cantante y tirando besos al batería.Pero solo tenía ojos para él, no podía apartar su vista de su larga melena y miraba sus labios moverse de forma muy expresiva al cantar.

            De vez en cuando, él  se acercaba al borde del escenario y miraba fijamente a un punto concreto del público incitándoles a cantar y a gritar a su mismo ritmo.

          Vio a un grupo de chicas dando saltos y cantando con el la canción y se acercó hasta ese punto. Casi todas le seguían al pie de la letra, alguna se iba de una palabra a otra pero conocían la canción con lo cual le escuchaban a menudo que era lo que le encantaba a él.

            Pero... Una de ellas no articulaba palabra, solo se movía con la música sin cantar y parecía no conocer del todo la canción. No fue aquello lo que llamó la atención del cantante, sino el azul de los ojos de Ana que le miraban como quien descubre un regalo en Navidad y sabe que no podrá abrirlo hasta pasados unos días.
Sonreía y se sonrojaba al ver que el estaba tan cerca pero no podía tocarle...

          Y ahora quien sonreía era él, y lo hacía directamente hacia ella, no hacia el grupo de chicas.

          Se dio cuenta y no solo ella, todo aquel que estaba cerca pudo notarlo, esa sonrisa llevaba un mensaje oculto pero no conseguían descifrarlo. Sin embargo, ella lo leyó completo, supo que había visto algo distinto en sus ojos, en su forma de moverse sin conocer la canción, en lo extraño que le resultaba saber que no había escuchado ni una sola de las canciones de su grupo.

             Quizá era eso lo que llamara su atención, que ella no le daba importancia ni intentaba disimularlo ante sus amigas que si sabían de la existencia de su música.

              Continuó cantando y moviendo su cabeza agitando el pelo a lo largo de todo el escenario y de vez en cuando se paraba delante de ella para hacer algún gesto con su sonrisa, algún guiño de ojo que se escapó para su sorpresa y cuando llegó el momento de una de las canciones más lentas y calmadas incluso se sentó al borde del escenario a la altura de aquel grupo de chicas entre los que estaba Ana mirando como embobada la forma en que sus labios se movían y de su garganta salía una voz tan especial como suave y melodiosa.

                La miraba directamente a ella y supo que en algún momento quería conocerla, quería ver más cerca aún esos ojos azules que no dejaban de admirarle desde ahí abajo y saber más de esa chica que parecía no encajar en todo ese ambiente de rock y música metalera.

                La actuación llegó a su fin y como siempre, agradeció a todo el público su asistencia y prometió volver con más fuerza y más canciones nuevas.

Agotada, sudorosa por tantos saltos que pegó bailando Ana decidió que tenía que conseguir mucho mas de ese grupo, quería tenerlo todo y disfrutar de su música siempre que quisiera.

          Hizo fotos mientras tocaban pero en quien centró el objetivo de la cámara fue mayormente en Aamon. Le encantaba como movía la melena de un lado a otro, como sonreía al mirar directamente al público que enloquecía con algunos compases y saltaban al ritmo de la música.
Acabaron el cierto y poco a poco todos los componentes del grupo fueron saliendo del escenario saludando con la mano a la vez que bajaba las escaleras que daban a bastidores.

          Aamon bajo por las escaleras también no sin antes echar la vista atrás y volver a mirar directamente a Ana a los ojos, sorprendiéndola con un guiño y una sonrisa pícara que quiso decir que ahí no acababa aquel encuentro....

© MaRía


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