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domingo, 10 de febrero de 2019







Ella también se cansó de este sol

viene a mojarse los pies a la luna

Ella también se cansó de este sol

viene a mojarse los pies a la luna
viene a mojarse los pies a la luna
viene a mojarse los pies a la luna
Cuando se cansa de tanto querer

ella es tan clara que ya no es ninguna

Cuando se cansa de tanto querer

ella es tan clara que ya no es ninguna
ella es tan clara que ya no es ninguna
ella es tan clara que ya no es ninguna
Sube a las hojas y cae hasta el mar

como es que puedo tocarle las manos

Sube a las hojas y cae hasta el mar

como es que puedo tocarle las manos
como es que puedo tocarle las manos
como es que puedo tocarle las manos
De donde viene quienes al nacer

llueven y llueven y en ellas se junta

De donde viene quienes al nacer

llueven y llueven y en ellas se junta
llueven y llueven y en ellas se junta
llueven y llueven y en ellas se junta
Yo me recuesto y ella en el final


Viene a oir melodias de estrellas

Yo me recuesto y ella en el final

Viene a dormir debajo de las estrellas
Viene a dormir debajo de las estrellas
Viene a dormir debajo de las estrellas
Viene a dormir debajo de las estrellas
viene a dormir

Luis Alberto Spinetta


miércoles, 7 de junio de 2017

Entre punzada y puntada

Entre punzada y puntada 
me declaro loca, demente ... [in]Sana
que pedalea bajo la lluvia 
que grita por las ventanas.

Entre puntada y punzada 
soy sirena con tacón de aguja
que aúlla en las madrugadas
loba fiel que clava sus dientes 
si la atacan los cobardes 
o algún tal caballero insolente.

Que si soy sirena,
el mar es mi mundo,
y es que mi canto se escucha
 en noches insomnes
y mi grito, mi desgarro
quien osó sencillamente
ultrajarlo.

Sí soy sirena 
mujer con tacón de aguja
aire, fuego, agua, tierra
soy mujer 
y no una mujer ...
...cualquiera
© MaRía
[Photo : Krakow by Adamus Hubert]


Los locos corren
por el pasto sin gritos
por la pradera venenosa
y por la piel, entre la luna.

Y los locos giran
sin temor al mareo.
De la casa al árbol,
de la ayuda al horror.

Cuando uno de los locos hable,
los cuerdos, retozando en la penumbra,
oirán el ruido
y verán las verdades.

Los locos que parecen aprisionados
por la muerte selecta del escándalo
tienen pechos rugosos
y bordeados de lumbre.

Y los locos lo saben.

Desde su atónito lenguaje,
por intersticios de meninges espectaculares,
los locos se precipitan
a paralizar el mundo de la muerte.

Aunque más no sea,
para sentarse a llorar.

No hay soles en sus días
Y en sus noches
sobreviven los colores de un ojo que no los ha deseado.

Por eso,
y porque la ventosa de fuego
rebalsa de temor
ante la fantasía de los sanos;
el obturador de los locos está presto
como una lanza.

Y al perforarnos de una vez
con una certera puntada entre la vida y el cielo


Los locos - Luis Alberto Spinetta
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