jueves, 10 de marzo de 2016

Palabras Prestadas XX


Hay algo gota a gota
que nos llena el vacío.
¡Hondones del deseo!
¡Qué colmo de esperanzas!

Gota a gota, Ernestina de Champourcin

martes, 16 de junio de 2015

Evohé

    Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes.

     Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia.

     Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio,los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentían balpamar, perlinos y márulos.

    Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias



Rayuela - Capítulo 68 [Capítulo de novela. Texto completo.] Julio Cortázar

jueves, 7 de mayo de 2015

Errol Brown


    Brown ha muerto a los 71 años víctima de un cáncer de hígado. Nacido en Jamaica pero nacionalizado británico, fue condecorado en 2003 con la medalla del Orden del Imperio por sus servicios al mundo de la música. Con éxitos como “You sexy Thing”, en los 70 y 80, el grupo Hot Chocolate llegó a los primeros puestos de las listas de ventas en 50 países.

 

Erase una vez

Erase una vez Candy y Dan.
 Todo era muy acalorado aquel año.
 La cera se derretía en los árboles. 

Él se subía a los balcones,
 se subía a todo, 
hacía lo que fuera por ella.

 Pobre Danny.

Miles de pajarillos adornaban su cabello.
 Todo era dorado.

Una noche, la cama ardió.


Él era guapo,
 y un delincuente muy bueno.

 Vivíamos a base de sol y chocolate. 
La tarde era de un placer extravagante.

 Danny el intrépido. 
Candy se perdió. 


Los últimos rayos de sol
 cruzaban como tiburones.

Esta vez quiero probarlo a tu manera.

 Irrumpiste en mi vida y me gustó. 
Nos revolcamos en el fango de nuestra felicidad.

Yo estaba empapada de rendición.
 Entonces hubo una separación de las cosas
y la tierra se quedó a oscuras. 

Eso es lo que buscamos.

 Contigo en mi interior se produce
 el matrimonio de la muerte.

 Jamás volveré a dormir.
 El monstruo en la piscina.

 Está en la naturaleza del perro 
ladrar a gatos y a pollos
 y a todo lo que se mueva.

 Miré por todas partes. 

A veces te detesto durante mucho tiempo.

 Viernes - no era esa mi intención.

 Madre de la tristeza.

 Ángel de la tormenta

Has dicho cosas. 

Prometiste, apuntaste al cielo. 

Demanda, oferta. Mírame.

 ¿Dónde estabas tú cuando todo se fastidió?
 Con los pájaros.
 Vete volando a alguna parte.
 Jaja, jodidamente ja.
Eres muy divertido, Dan

. Un jarrón de flores junto la cama.
Te hice una brecha en la cabeza
sobre el respaldo de la cama.

El bebé murió por la mañana.
le dimos un nombre,
se llamaba Thomas.
Pobre pequeño dios. 
Su corazón late
como un tambor de vudú.

jueves, 23 de abril de 2015

Me confieso..

Aquí, ante mí,
Yo, pecador, me confieso,
De ser así como soy.
Me confieso de lo bueno y lo malo
Que van al timón del barco
En esta deriva en que me voy.

Me confieso
Poseído
De virtudes teologales,
Que son tres,
Y de los pecados mortales,
Que son siete,
Cuando la tierra no repite,
Que son más.

Me confieso
El dueño de mis horas.
El de las cuchilladas ciegas y rabiosas
Y el de las ternuras lúcidas y mansas.
Y de ser de cualquier modo
Andanzas
Del mismo modo.

Me confieso de ser charco
Y luna de charco, mezclado.
De ser la cuerda del arco
Que lanza flechas arriba
Y debajo de mi altura.

Me confieso de ser todo
Que pueda nacer en mí.
De tener raíces en el suelo
De ésta mi condición.
Me confieso de Abel y de Caín.

Me confieso de ser hombre,
De ser un ángel caído
De tal cielo que Dios gobierna;
De ser un monstruo salido
Del hoyo más hondo de la caverna.

Me confieso de ser yo,
Yo, tal cual como vine,
Para decir que soy yo
¡Aquí, ante mí!


Libro de Horas 
Miguel Torga

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